La Guardia Civil no cree a Ana Julia: «Gabriel estaba educado en el respeto, no pudo hacer esos insultos»
Dieciocho días después de que la comandancia de Almería de la Guardia Civil recibiera la llamada de los padres de Gabriel Cruz para informar de su desaparición, los investigadores de la UCO y de la propia comandancia han dado por concluida la investigación de la ‘Operación Nemo’ -en homenaje al niño-, una de las operaciones “más duras de nuestra vida profesional”, según ha reconocido el comandante Reina de la UCO y como ha rubricado posteriormente el teniente coronel Hernández, asegurando que “nos ha marcado para siempre”.
Fue el mismo Hernández quien el domingo 11 de marzo, comunicó a los padres del pequeño que habían encontrado su cuerpo sin vida y que la pareja del padre, Ana Julia Quezada, estaba detenida. El responsable accidental de la comandancia de Almería reconoce que “ese es un momento que me guardaré para siempre más en mi interior”.
Los investigadores de la comandancia de Almería sospecharon desde un primer momento del entorno familiar del menor, aunque confiaron en ellos y en la esperanza de encontrar al niño con vida, para no registrar antes la finca de Rodalquilar, lo que seguramente hubiese ahorrado los doce días de angustias de la familia.
Tomaron declaración a todos los familiares, “todo eran sospechosos”, reconocía Hernández aunque la localización de la camiseta por parte de Ana Julia, sumado a sus antecedentes y a su carácter “posesivo, egoísta y manipulador”, puso todas las miradas sobre ella la tarde del 3 de marzo, él mismo día que horas antes se había detenido a un hombre acusado de quebrantar una orden de alejamiento de la madre, aunque no tuvo nada que ver con la desaparición y fallecimiento del menor.
Los investigadores esperaron en todo momento un paso en falso de Ana Julia, que les permitiese llegar hasta “la habitación donde estaba escondido el pequeño con vida”, aseguraba la Guardia Civil. En ese momento los investigadores creían que la sospechosa tenía un cómplice que es quien custodiaba el menor y dados sus antecedentes y su ambición económica, apuntaban sus miradas al móvil económico.
Cuando el día de su detención sacó el cadaver del niño de un agujero donde lo había enterrado y escondido con piedras y placas, los investigadores creen que “ni ella sabía qué hacer con el cuerpo”. El dispositivo de seguimiento le tenía grabada sacando el cuerpo de la finca, pero querían saber hasta donde quería llegar, después de pasar por lugares como Almería por los que no tenía que pasar. Finalmente, antes de entrar al garaje de su domicilio en Vícar -lo que hubiese requerido una autorización judicial- los agentes que le seguían procedieron a su detención.
De la declaración de la mujer en la comandancia, los investigadores no se creen nada, más allá de la confesión que fue la autora material de la muerte. Según la Guardia Civil, el carácter del niño hace imposible pensar que Gabriel le insultó o le llegó a amenazar, con lo que rechazan la coartada de Ana Julia de que actuó en defensa propia, con el objetivo de atenuar la pena. «Los padres educaron en todo momento al niño en el amor y el respeto, en ningún momento Gabriel pudo hacer esos insultos», han defendido.
La Guardia Civil ha agradecido a todos los voluntarios su participación “en un dispositivo de búsqueda sin precedentes y que ha contado con el mayor número de voluntarios de la historia” y como ya hicieron ayer los padres del niño, han reprochado que la labor de los medios de comunicación en algunos momentos les obligó a abortar el seguimiento sobre Ana Julia.